Sermon by: aeadmin

21 enero, 2020

La vida de un joven en la actualidad es sumamente movida, sumamente ocupada, resulta que desde tan pequeños, porque si a los 16 o 18 años seguimos siendo niños incluso yo sigo siendo una niña, vivimos llenos de “compromisos”, que la fiesta de cumpleaños del amigo, que la fiesta organizada del colegio, o ahora que ya casi es diciembre, la cena navideña del curso, la cena navideña con los grupos externos, etc.

Vivimos siempre repartiendo nuestro tiempo para hacer tantas actividades sociales, que a veces olvidamos cosas y situaciones muchísimo más importantes, como, por ejemplo: un almuerzo o cena en familia, ayudar a mi hermano menor con la tarea, ayudar en casa con las obligaciones; llegamos a darle mas importancia a lo que el mundo nos ofrece porque a medida que vamos creciendo eso nos resulta mas tentador que estar en casa con mamá. Y ¿Por qué no hablar de esos domingos que nos saltamos la misa para ir a pelotear?, o ese jueves que un amigo nos invita a la reunión de su grupo, pero preferimos quedarnos en casa durmiendo o salir a comer salchipapa a la esquina, porque, suele suceder.

Resulta que en esta sociedad nos hablan tanto de la “libertad” que hemos llegado a saltarnos etapas de la vida, de aprendizaje para querer encajar, hemos pasado de servir en la iglesia a ya no hacerlo porque mis amigos no lo hacen o incluso en algunos casos porque Dios no me dio lo que  yo quería o porque simple y sencillamente ya nos parece aburrido y fuera de lugar, porque ya no somos niños y raramente se ha llegado a asociar el servicio al señor como parte de la niñez. Hemos dejado que el verdadero propósito de nuestro servicio a Dios se pierda, hemos asociado esto como un camino a la redención o la búsqueda de perdón cuando en realidad es un llamado a ser luz para los demás , un llamado a poder ser ejemplo y atraer a aquellos que se sienten solos, hacia el único lugar donde entenderán que por mucho que físicamente no tengan a alguien, Dios siempre estará, que por muy complicada o casi imposible que sea la situación El siempre nos ayudara a salir adelante. Porque todos tenemos un deber, un propósito, un servicio que ofrecer al Salvador y es ser “pescadores de hombres”

Es por ello que hoy vengo a compartir con ustedes uno de mis textos bíblicos favoritos, tomado de Lc 5, 1-11, “La Pesca milagrosa” que a su vez es el nombre de esta reflexión

Entonces, resulta que Jesús cierto día salía a predicar como solía hacer, salía a cumplir con su labor, en búsqueda de aquellos hombres que ayudarían a compartir su plan salvífico, sus discípulos y de pronto ve a lo lejos a un grupo de hombres, pescadores que salían del mar y lavaban sus redes, regresaban de una larga jornada de trabajo en la cual no habían conseguido absolutamente nada. ¿Cuáles creen ustedes que eran sus expresiones en ese momento? Solo imaginemos, ese era su método de llevar el pan a hogar, trabajaban durante toda la noche y a pesar de no dormir y usar todas sus fuerzas para mover los botes y las redes, no habían conseguido absolutamente nada, un poco similar al día a día ¿no creen? Podemos imaginar sus semblantes de frustración, cansancio, enojo en incluso tristeza por no cumplir con su objetivo a la primera o como en otras ocasiones. Como cuando nosotros venimos al colegio y resulta que las cosas no salen como deseamos, como uno de esos días en que nos despertamos del lado incorrecto de la cama y no queremos saber de nada ni nadie, estamos enojados, todos nos fastidia, incluso estamos tristes, pues de forma similar estaban ellos.

Y ¿Qué fue lo que hizo Jesús? Usualmente al ver a una persona así de enojada o frustrada es mejor mantenernos alejados ¿cierto? En mi caso, prefiero muchísimas veces que la gente no se me acerque para no decir cosas innecesario o hirientes, pues bueno Jesús hizo exactamente lo contrario, se acercó a ellos y subió a una de las barcas, precisamente la de Simón quien era el jefe de todos los pescadores que estaban ahí reunidos, e hizo precisamente lo que no debemos hacer al ver a alguien enojada por fracasar en algo, les pidió que lo intentaran de nuevo, es decir, cuando algo nos sale mal y nos enojamos lo que menos queremos es que alguien se acerque a decirnos “pero inténtalo de nuevo” ósea lo primero que pensamos es algo como “este flaco esta mal, acaso no acaba de ver que no me fue bien a la primera” y nos alejamos, pero es aquí donde inicia nuestra sorpresa, lógicamente Simón sabia quién era Jesús y tubo la fe suficiente para decirle “pero al ser tu quien lo pide, lo haremos”.

Simón nos está dando una gran enseñanza de fe y obediencia, porque seamos honestos, lo primero que hubiésemos hechos nosotros, ¿probablemente dejarlo con la palabra en la boca y huir?, ¿ignorarlo porque nosotros somo los expertos y el solo un hombre que apareció de la nada?. El sabia precisamente que era El Mesías quien le hablaba, estaba sumamente consciente de que si les pedía que vuelvan al mar era por algo, porque el tenia un plan para todos ellos. Y no fue para menos, porque su obediencia y fe, fueron completamente recompensadas, hicieron lo que Jesús les pedía, y ¿qué sucedió?, regresaron con las redes, llenas. Pero no bastando esto, tras el hecho de ser compensados con una inmensa cantidad de peces para su negocio, y a pesar de ser pecadores, aceptado por ellos mismos, Jesús los llama a seguirlo y a ser pescadores de hombres, es decir, un grupo de hombres comunes y sumamente enojados, porque hay que aceptar que los pescadores en esa época no eran conocidos precisamente por su buena reputación, salieron un día a trabajar y no consiguieron nada, sin embargo, la obediencia y fe de su líder los llevó no solo a obtener más de lo usual, sino a ser nombrados “pescadores de hombres” es una de las primeras muestras de que Dios tiene un plan perfecto para todos y cada uno de nosotros, que nuestro deber sin importar cual sea nuestro talento o nuestra fortaleza, es llevar a las personas hacia él.

Y ustedes me dirán “si, claro, pero nosotros no somos pescadores y estamos llenos de ocupaciones y compromisos y tareas” e incluso me dirán “pero ya viene la universidad y todo es más complicado” o es mas, se van a preguntar ¿Qué tiene que ver esto conmigo?, perfectísimo, porque aquí viene la respuesta.

Como les decía al principio, resulta que nuestras edades tan cortas, llevamos unas vidas sumamente ocupadas, somos de esa generación que nunca se da un respiro, somos como esos pescadores que trabajan día y noche, que solo buscan cumplir metas propias que nos hemos ido planteando según el mundo en que vivimos, según lo que nos rodea en todos lados. Y al salir del colegio eso puede llegar a multiplicarse, eso es real, para que les voy a decir que no si sì, pero eso no significa que no podemos darnos un tiempo para el Señor, un tiempo para devolver un poquito de todo aquello que el nos da y la primera escusa va a ser “pero es que no hay tiempo”, pero solo no hay tiempo cuando se trata de Dios, porque si es para irnos de fiesta ni siquiera nos importa tener que limpiar toda la casa u organizar nuestra semana para adelantar tareas, porque en ese caso planificamos nuestra vida cual relojito, sabemos que haremos cada minutos con tal de salir el fin de semana.

Y es aquí donde toma sentido mi presencia frente a ustedes, es difícil, servir a Dios en esta etapa de la vida es complicado, porque somos jóvenes y el mundo nos atrapa sumamente rápido y logra que nos perdamos en él, ser obedientes ante el llamado de Dios, confiar en el y en su plan para nosotros es tan complicado porqué resulta que siempre es lo opuesto a lo que nosotros queremos, pero hemos visto la recompensa de Simón, en medio de toda su imperfección, de su ser lleno de pecado es llamado a ser Pescador de Hombres, no solo a seguir a Jesús sino a guiar a los demás a ser llamado Pedro quien mas adelante se encargará de cuidar la iglesia y su doctrina, esa iglesia que nos ayuda a formarnos, que nos presenta y nos ayuda a estar unidos a el ser perfecto que nos creó y que es tan misericordioso con nosotros.

Y en esta mañana, a igual que en aquella, Jesús sigue en busca de discípulos, sigue en busca de jóvenes dispuestos a entregarse a la santidad, esta aquí por ti y por mí.

Existen muchas formas de llevar nuestra vida, no hablo de ir a la iglesia 24/7, no hablo de dejar nuestras actividades cotidianas, porque no es necesario pasar nuestros días dentro de la parroquia para ser santos, podemos serlo diariamente a realizar nuestras actividades de la mejor manera, siguiendo las reglas, siempre cumpliendo los valores que nos ha dado Jesús, hablo de saber entregar nuestra vida a Dios y es para esto que sirve aquello que se llama “Plan de vida”, la mejor forma de organizar nuestros días para nunca perder esa unión con nuestro padre celestial, de saber como poner a su servicio nuestros dones y talentos para predicar su palabra y llevarla a los demás. Y de saber controlar nuestros impulsos ante las situaciones difíciles que se nos presentan a lo largo del día.

Perfecto y ahora se preguntarán, ok pero ¿Cómo armo mi plan de vida?, eso es sumamente sencillo

Paso número 1: Debemos contestarnos 3 preguntas muy importantes

  • -¿Quién soy yo? ¿Soy ser capaz de descubrir el plan épico de Dios para mi vida?
  • ¿Qué hago? ¿En qué soy excelente?
  • ¿Para qué Dios me dio los talentos que yo tengo? Dios nos regala nuestras virtudes para que las usemos en algo específico. A San Juan le regaló la virtud de estar en el lugar adecuado en el momento justo. Por eso le encargó a su Madre.

Ya que tenemos las respuestas a estas preguntas podemos armar nuestro plan de vida

Paso número 2: Plantearnos un propósito, al entender Quiénes somos, En que somos excelentes y para que tenemos nuestros dones, podemos al fin proponernos a darlos al servicio de Dios, ya sabemos que podemos darle y les aseguro que a medida que vayamos sirviendo continuáremos encontrando más que entregar. No todos los dones son cantar, o animar o poder hablar frente a in público. Saber escuchar, aconsejar o transmitir alegría también son dones. Hay quienes logran transmitir la paz del amor de Dios con solo estar de pie junto a nosotros.

Y para finalizar el Paso número 3: Crear nuestra agenda espiritual y no, no me refiero a solo rezar el rosario aquí incluiremos todo lo que hacemos a lo largo del día, hacer una oración al día, un rosario a la semana, ofrecer servicio uno o dos días, por ejemplo, pero no todo se trata de dar por lo cual también incluiremos una visita a nuestro guía espiritual, quien tiene el don de aconsejarnos, escucharnos, y guiarnos de una mejor manera, de darnos una perspectiva de obediencia y ayudarnos a fortalecer nuestra fe para aceptar la voluntad de Dios.

Tener un plan de vida, requiere un gran compromiso, porque un gran poder requiere una gran responsabilidad, y por experiencia propia les puedo decir que el servicio al Señor, que el mantener un plan de vida al igual que todo es difícil al principio, requiere de perseverancia y valentía

Está mas que claro que desde que estamos en el vientre de nuestra madre, Dios tiene un plan perfecto para nosotros y nos llama a seguirle, sin importar como seamos, sin importar todos los errores que hemos cometido y lo hemos escuchado a lo largo de este día, al saber todo aquello que llevamos en nuestra mochila, todas esas acciones que hemos cometido, al haber incumplido con el deber de ser un buen amigo, debemos ser como Pedro, aprender a postrarnos ante Dios y permitir que nos guíe, porque al igual que Pedro, somos pecadores y a pesar de no merecer la misericordia de Dios, el nos llama a entregarle nuestras vidas, a ser luz para otros a seguirle y convertirnos en sus discípulos.

El llamado del Señor es sumamente claro, encontrar nuestras vocaciones es mucho más sencillo cuando ponemos todo en sus manos y a sus pies, cuando aceptamos su voluntad y le permitimos moldearnos de la mejor manera. Ser pescadores de hombres es el mejor regalo que Dios nos puede dar, el mejor llamado que vamos a recibir, así que hoy les pregunto.

¿Estamos dispuestos a ser pescadores de hombres?

¿Quién quiere ser un joven en camino a la santidad?

Pues bien, jóvenes, está en nuestras manos el cumplir con ese objetivo y es solo para valientes arriesgarse y tomar ese compromiso.

Hna. María Sarmiento Córdova

Retirista del Movimiento Juan XXIII

Retiro: 180  Mesa: 5  Silla: 4

Ciudad: Pascuales